Cuando Dios interrumpe tus planes
Estos diez mil pequeños momentos son aquellos en los que los niños nos piden que juguemos un juego justo cuando estamos atareados con otra cosa. Son los momentos en los que estamos atrapados detrás de un autobús escolar cuando ya estamos llegando tarde a una cita, o cuando se nos desinfla una rueda del auto camino al trabajo. Son todos esos momentos del día en los que las cosas no salen como queremos, nuestros planes se ven frustrados y nuestra vida interrumpida.
Es en estos momentos en los que el zapato aprieta cuando nuestra fe es puesta a prueba y miramos hacia abajo para ver si estamos parados sobre la roca o la arena. ¿Creemos realmente que Dios tiene el control sobre todos los detalles de nuestra vida? ¿Creemos realmente que su gracia es suficiente para ayudarnos a sobrellevar el día? ¿Creemos realmente que el evangelio de Cristo tiene poder suficiente no solo para salvarnos eternamente, sino también para sostenernos y fortalecernos en medio de las interrupciones de la vida? ¿Creemos realmente que Cristo es suficiente para satisfacer todas las necesidades más profundas de nuestro corazón?
Estas interrupciones son actos de la gracia de Dios. Nos obligan a examinarnos a la luz de estas preguntas. Nos hacen enfrentar nuestros pecados. Son la manera en que Dios nos quita el velo de los ojos y nos hace ver que necesitamos el evangelio en todo momento del día. Son la luz que brilla en las cavidades más oscuras de nuestro corazón, revelando lo que está allí realmente: los pecados e ídolos que hemos arrinconado en una esquina, pensando que si no podemos verlos, no deben existir.